El Palais de Glace – Palacio Nacional de las Artes, en colaboración con el Ministerio de Cultura a través de la Secretaría de Patrimonio Cultural y la Dirección Nacional de Museos, presenta “Mirada Federal”, programa que ofrece la colección del Palais a curadorxs de distintas regiones del país para realizar itinerarios de exposiciones en provincias de la República Argentina.
Itinerarios de la Colección Palais de Glace: Circuito Córdoba 2021-2022
La primera edición se desarrolla en diez localidades de la provincia de Córdoba con una duración aproximada de tres semanas en cada una. Se trata de dos exhibiciones divididas en los circuitos sur y norte, con curaduría de artistas e investigadorxs de Córdoba. Todas las obras expuestas pertenecen a la colección de arte del Palais de Glace.
Mirada Federal es un programa desarrollado por el Palais de Glace - Palacio Nacional de las Artes en colaboración con la Dirección Nacional de Museos, la Secretaría de Patrimonio Cultural y el Ministerio de Cultura de la Nación que ofrece la colección del Palais a curadorxs de distintas regiones del país para que ellxs ensayen miradas, recortes y nuevas conexiones que hagan de estas obras herramientas útiles para pensar la singularidad de sus territorios, escenas artísticas y acervos culturales. Tiene por objetivo acercar las colecciones nacionales a las comunidades que lo sustentan para que estos objetos sirvan de instrumentos productivos para reflexionar sobre otros contextos aprovechando el potencial de las obras para abrir interrogantes e imaginar otros futuros posibles.
El Palais de Glace agradece a Correo Argentino y Nación Seguros por su apoyo, fundamental para la itinerancia del programa "Mirada Federal".
En el Circuito Norte itinerará la exposición “Lo visible y lo invisible. Una mirada itinerante”, curada por la comunicadora audiovisual Indira Montoya y el filósofo e investigador del CONICET Luis García. Lxs curadorxs toman como motivo el viaje y el tránsito y se interrogan: ¿qué implica dejar atrás los grandes conglomerados urbanos y establecer otros puntos de contacto en el mapa? La exposición se focaliza en la dimensión subjetiva del tránsito y cómo incide en la comprensión del paisaje.
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Decidimos invitar a uno o dos artistas locales en cada estación para que con una obra formen parte de la muestra. Estuvimos presentes en los montajes e inaguraciones, y organizamos talleres muy diversos para que los artistas locales tengan la posibilidad de tener algunas clases gratuitas y libres con otros artistas.
Lo visible y lo invisible
Una mirada itinerante
El sentido es invisible, pero lo invisible no es lo contradictorio de lo visible: lo visible tiene una armazón de invisible, y lo in-visible es la contrapartida secreta de lo visible, sólo aparece en él, está en la línea de lo visible, ese es su hogar virtual. Para comprender plenamente las relaciones visibles hay que ir hasta la relación de lo visible con lo invisible.
Maurice Merleau-Ponty
Es el momento preciso en que lo que vemos comienza a ser alcanzado por lo que nos mira, un momento que no impone ni el exceso de plenitud de sentido, ni la ausencia cínica de sentido. Es el momento en que se abre el antro cavado por lo que nos mira en lo que vemos.
Georges Didi-Huberman
Llevarnos la casa de viaje. Cuerpo, casa, membrana. No es un traslado, es una visita. La geometría de un viaje. Exploración de un jardín que no conocemos. Dejar la ciudad y conservar una anotación mínima: no mirar atrás. Imágenes mudas que se abren en la lectura de sus interrupciones. Imágenes saturadas de apariencia que se zambullen en lo evidente para salvar su opacidad. El trazo es una huella y el contorno es la historia de una mano. Alguien levanta el lápiz del papel y deja una marca en el aire: el sentido es invisible, pero sólo habita en lo visible.
Indira Montoya - Luis García
“Lo visible y lo invisible” ha sido en esta muestra la contraseña de un juego, a la vez estético y político, en el que lo que se exhibe se vuelve señuelo de lo que se sustrae, y en la que la itinerancia de un patrimonio público activa las preguntas por las aporías de lo federal en un país profundamente centralizado.
La selección de obras estuvo guiada por ese equilibrio inestable entre obras que exasperan la sensualidad de lo visible y otras que se retraen, en gesto iconoclasta, a las opacidades de lo invisible. Del mismo modo, la dinámica de la itinerancia estuvo orientada por las tensiones de un patrimonio público (obras resguardadas en el “centro”) que se expone a lo imprevisto, a las contingencias (culturales, materiales, políticas) de su desplazamiento. Contingencias que desvían y resitúan sus sentidos.
Y lo hacen según lógicas que no son meramente “locales”. Los poemas de Romilio Ribero en Capilla del Monte, o la tradición de Emilio Caraffa en La Cumbre, o el pincel itinerante de Fernando Bonfiglioli en Villa María ¿eran acaso figuras que daban “color local” al patrimonio que los visitaba? Mil veces no. En esta muestra, fueron los únicos que hicieron posible la universalidad que lo “público” exige desde una mirada federal. Ni siquiera el paisaje fue paisaje, sino pensamiento vivo y método. Por eso, y desde un inicio, las cuevas de Ongamira no fueron localismo, sino matriz de la dinámica que proponíamos entre lo que se oculta y lo que hace sentido, entre lo que se retrae a su gruta y lo que sale a plena luz.
Llegar a una capital no implica quedar inmunes a estas contingencias. Córdoba es una estación más -la última- de esta itinerancia y no un balance realizado desde la centralidad.
Aquí se produce el encuentro con la otra muestra de este programa y su memoria. Llega además en un momento de profunda crisis de la cultura y el arte en la provincia, con cesantías, suspensión de actividades y una gran incertidumbre. En la sala, un piano Steinway & Sons alegoriza en su supervivencia las condiciones de producción y conservación del patrimonio y la memoria cultural. Resonancias del trayecto y también fulgor.
Iniciamos esta muestra con la figura del circo que se va de viaje. Este final es otra carpa de circo, que entre embalajes en tránsito propone un rejunte anacrónico de sobrevivencias. Tensiones en un mismo lugar para que algo explote, para que los puntos de fuga se tornen visibles. La caravana, como esta muestra, no tiene adónde volver. Es testimonio de una memoria que pasa, un estallido invisible que viaja, a la espera.
Indira Montoya y Luis García, Septiembre de 2022