Meditaciones performáticas realizadas entre Octubre 2011 y Mayo 2013
Una búsqueda de poner en evidencia el vínculo primordial a partir de trabajos que de alguna manera documentan sentidos intrínsecos a ese afecto. No se trata tanto de problematizarlo sino más bien de descubrir tensiones inherentes a partir de actos pequeños que en su duración y repetición pongan de manifiesto las gestualidades mínimas.
Hasta mi madre: primer envío. La distancia.
Octubre 2011
DocumentA/Escénicas
Ciclo Aún Sin Título. Curadora: Soledad Sanchez Goldar.
Hasta mi madre: segundo envío. El unísono.
Marzo 2012
Inauguración MUMU - Museo de las Mujeres.
http://museodelasmujeres.org/novedades_ver.asp?id_noticia=112
Hasta mi madre II continúa la idea de meditación performática.
Dos salas.
La primera, una proyección en toda la pared de mi acción anterior "Hasta mi madre I"
En la segunda, una sala pequeña, una camilla.
Un cuerpo desnudo tapado con tela negra. Una botella de suero colgada en un hilo cas invisible.
Una gota de agua constante, que caía sobre mi ombligo. El frío del agua. La repetición. El dolor en la piel después de un rato. 1h15m de repetición.
La cara cubierta. sólo se ven las manos y el ombligo. No hay rostro.
El sonido: un loop de una grabación en la que estamos mi madre y yo. Extraje un silencio, lo amplifiqué y sonó constante. El sonido del útero.
El unísono. La gente podía circular. yo mientras tanto sentía cosas. Mi desnudez. El ahogo de la tela. La piel dolorida. el agua que cada vez humedecía más todo.
Frío. Momentos de serenidad. Cambios en la respiración, en el ritmo cardíaco. Ganas de quedarme dormida o de irme. Duró lo que soportó mi cuerpo.
"toqué la puerta y nadie entró, excepto el vacío"
fotos: Matías Salemme
Hasta mi madre: Tercer envío. El páramo
31 de Mayo 2013
La cúpula Galería
Tercera y última entrega.
Final de la serie.
La serie no tenía un número fijo. Cuando apareció la obra supe que se terminaba.
La distancia - El unísono -> El páramo
Qué queda del otro. La genética, la mirada. La memoria que hemos construido a lo largo de 37 años. Queda el amor en todos sus gestos imposibles de contar. Queda ese archivo, documental del amor, de la belleza de la vida, de la potencia. Somos frágiles. Nuestros espejos también lo son. Nuestros amores también lo son. Estamos a la deriva mirando ojos, extendiendo el cuerpo hacia los otros. El cuerpo es frágil.
Yo suspendida sobre un espejo. Durante cuarenta minutos me miré a los ojos. Vi el páramo. Vi también que mis ojos contenian a los suyos.
Me quedo indefectiblemente sola, con relatos de su memoria hechos a contramano de la historia.
El páramo. Estamos en lugares que son los mismos y se emancipan. Aparecen nuevos lugares, nuevos tiempos. La mirada en el espejo es el testigo único de la existencia de esos amores.
La proclamación de la vida dura poco. Dura lo que podemos reploclamarla. Después nos volvemos más mudos. Nos miramos al espejo no tanto para reconocernos sino para recordarnos.
Para recordar al otro.
Mis ojos siempre fueron el inicio del mundo.
Estuve ahí mientras mi cuerpo aguantó.
Heterotopías: hilos - Agua - Aire
Fotos: Jorge Castro